Franquismo 3.0: las ilustraciones de Miguel Brieva en el Diccionario del franquismo de Manuel Vázquez Montalbán

Résumé Es

Quien no haya visto nunca al Caudillo androide o un parque temático en honor al Generalísimo ─“Franquilandia”─ lo podrá hacer en la nueva edición del Diccionario del franquismo de Manuel Vázquez Montalbán ilustrado por Miguel Brieva (Sevilla, 1974) que publicó Anagrama en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona. Quien no lo haya hecho y no lo tema… pues esta esperpéntica experiencia resulta hondamente incómoda y espeluznante quizás por lo certera que es. Esta edición tiene como primer punto de articulación la colisión de dos temporalidades: la de la redacción del texto en 1977, en plena Transición, y el contrapunto del momento político actual (cuarenta años después, en 2019) con las ilustraciones de Miguel Brieva. Estos dos momentos políticos dialogan en la obra echando de tal forma una mirada crítica hacia las construcciones del pasado y su vigencia en el presente. Esta nueva edición se presenta como un remedio contra males de amnesia, un remedio para protegerse y resguardarse de “recaídas”. Este término ─recaída─ tomado prestado del campo léxico semántico de la medicina es precisamente el que utiliza el filósofo francés Michael Foessel para definir el contexto político presente a la luz del año 1938. En su libro Récidive 1938 explica que si bien es cierto que la historia ni se repite, ni se duplica parece innegable que a veces tartamudea. Las diez ilustraciones a doble página de Miguel Brieva proponen un diálogo entre el pasado y el presente político pero se adentran también en tierras distópicas, donde no faltan confetis y serpentinas, para poner guión a las peores opciones y alternativas. Esta obra ofrece por lo tanto varias rupturas y sobreimpresiones temporales: el olor a naftalina acompaña al lector en esta mansión del terror donde las imágenes de los caídos y los fantasmas de la Historia recorren nuevamente España. Al proyectarse en esa distopía que describe un mundo tal y como lo tememos, los dibujos de Brieva muestran que el fascismo no es un accidente de la historia y alertan de los posibles rebrotes en contexto de “desdemocratización” (siendo esta noción definida como un momento de erosión y de retroceso de la democracia).