January 1, 2004
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10.4067/S0718-23762004000100008
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M. Cristina Prieto Larrain, « El Tratado Antártico, vehículo de paz en un campo minado », Universum (Talca) - Revista de humanidades y ciencias sociales, ID : 10670/1.70i7kk
El 99% de la superficie de la Antártica, esto es 14 millones de Km², está cubierta por hielos de unos 2 Km de profundidad. Además de ser el continente más frío, la Antártica es también el más seco, ventoso y alto del mundo, con una elevación media de 2.500 Mt. Tales características físicas explican la ausencia de población humana indígena en el área, así como lo tardío de su exploración y explotación por parte de estados europeos y americanos entre otros. Sólo a partir del siglo XVIII comienzan las expediciones al territorio antártico, con finalidades que van desde la investigación científica, pasando por la pesca de ballenas, hasta intentos de anexión territorial por parte de alguna nación. Conforme avanza el siglo XX, continúa la penetración del continente y los reclamos de soberanía sobre distintas áreas de la zona. Esto dio pie a disputas y choques entre estados. Durante la II Guerra Mundial amenazaba con transformarse en un nuevo escenario de enfrentamiento bélico entre las fuerzas enemigas. A lo largo de la Guerra Fría, se ve con temor que la Antártica podría ser tomada como centro de pruebas de armamento convencional y nuclear. A fin de evitar estos males y regularizar la explotación y exploración del continente, nació el Sistema del Tratado Antártico o STA. El régimen fue creado en 1958-1959 y pretendió detener las demandas de soberanía territorial además de salvaguardar el área de cualquier amenaza nuclear y militar. Aunque las partes signatarias tienen un evidente interés de futura anexión territorial, y el STA no ha logrado dar solución al problema de la soberanía sobre el continente, al menos ha congelado una peligrosa fuente de discordia e inestabilidad regional y mundial. Especialmente interesantes son los casos de Chile, Argentina y el Reino Unido, cuyas demandas territoriales sobrepuestas constituyen un buen ejemplo del choque de los títulos de soberanía esgrimidos por diversas naciones, con frecuencia basados en diferentes sistemas jurídicos. Finalmente, el establecimiento del Tratado Antártico ha dado tiempo a la evolución del derecho internacional, con la esperanza de que futuras regulaciones territoriales puedan traer una solución no violenta respecto a la posesión del continente.