Aliados, vecinos y enemigos del rey de España : La poderosa debilidad de la Monarquía Hispánica (1580-1620)

Résumé 0

A finales del siglo XVI, el rey de España y su monarquía ocupaban una posición de preeminencia a los ojos de Europa. No sólo los pequeños Estados, sino también muchos movimientos insurgentes están reclamando su asistencia militar y financiera para luchar contra sus enemigos locales y evitar ser absorbidos por sus vecinos. La Monarquía Hispánica aumenta entonces su capacidad de intervención fuera de sus fronteras, con la posibilidad de incorporar nuevos territorios, ya sea en Europa, Asia o África; como mínimo, el poder ibérico se invita a sí mismo a la política interna de estos Estados, convirtiéndose en un actor más en la escena política local. Esta sensación de hegemonía es tal que alimenta un poderoso rechazo: en muchas partes del mundo, jugar con este sentimiento antiespañol se convierte en un elemento clave para deslegitimar a los rivales políticos y apuntalar las reclamaciones de los vencedores en los conflictos domésticos de finales del siglo XVI y principios del XVII. Hay que decir que, hasta cierto punto, la hegemonía española era un espejismo: no correspondía a las fuerzas reales del rey de España, sino a una imagen sobrevalorada de su poder, transmitida por quienes depositaban en él sus esperanzas o temores. El análisis de esta discordancia entre la representación y la realidad nos permite comprender, por un lado, cómo el predominio político se basa, en parte, en un imaginario y en intereses compartidos y, por otro lado, que su éxito y su fracaso dependen en gran medida de las ilusiones, frustraciones y expectativas divergentes que suscita.