El autor pasa revista a las distintas «mitologías» empezando por las de nuestro tiempo para analizar luego cómo el medievo y el principio del renacimiento han generado esencialmente dos figura míticas del Cid altamente contrapuestas.
La autora pasa revista a la expansión europea del cantar de gesta medieval, insistiendo en los procesos de oralidad en su escritura y su recitación, relacionados de manera directa con el hecho de que se tratase, desde el inicio, de una poesía cantada.