Ofrendas Las hojas de la ventana se abren de golpe. Marco corre y se apoya en el alféizar para asomarse con mayor facilidad. Nada. El jardín está vacío. Cierra la ventana, se asegura de correr los pestillos y regresa al sillón. Entrelaza los dedos detrás de la nuca y levanta el mentón. Los recuerdos...