Sarmiento en campaña presidencial : El Chacho, último caudillo de la montonera de los llanos. Episodio de 1863 (la escritura del crimen argumentado)

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Sarmiento comienza a escribir El Chacho, último caudillo de la montonera de los llanos. Episodio de 1863 mientras reside en Estados Unidos como representante del Gobierno argentino ; y lo hace con el propósito de incluirlo en el mismo volumen de la 3ª edición del Facundo que aparecerá en Nueva York durante el último tramo de su campaña presidencial. Frente al carácter extemporáneo de este texto provocativo y desafiante, cabe preguntarse qué lleva a Sarmiento a publicar en 1868 la historia de Vicente Peñaloza, un general de la Nación asesinado cinco años antes, vencido, prisionero y desarmado, mientras el Coronel Sarmiento –así se nombra a sí mismo reiteradamente en el escrito – combatía la montonera desde el gobierno de San Juan. La hipótesis que sustenta este trabajo es que la aparición de El Chacho en el mismo espacio de lectura que el Facundo puede leerse como otro acto de campaña que la maquinaria Sarmiento pone en escena con diversos objetivos pragmáticos, adelantando en el discurso cuestiones nodales para afianzar un determinado orden social : las relaciones entre la política, la violencia y la Justicia ; las garantías constitucionales en tiempos turbulentos ; las leyes de la guerra ante enemigos no convencionales ; los límites frágiles entre legalidad y legitimidad según el lugar de la enunciación y el poder del que define el carácter de los hechos.

Sarmiento commence à écrire El Chacho, último caudillo de la montonera de los llanos. Episodio de 1863 pendant son séjour aux Etats Unis en tant que représentant du gouvernement argentin : il compte l’inclure dans la 3ème édition du Facundo qui doit sortir à New York durant la dernière période de sa campagne présidentielle. Face au caractère inopportun de ce texte provocateur, on peut se demander ce qui pousse Sarmiento a publier en 1868 l’histoire de Vicente Peñaloza, général de la Nation argentine, assassiné cinq ans auparavant alors qu’il était vaincu, prisonnier et désarmé, tandis que le Colonel Sarmiento (ainsi se nomme-t-il lui même, à maintes reprises dans le récit), combattait les rebelles depuis le gouvernement de San Juan.L’ hypothèse de ce travail est que l’apparition d’El Chacho dans le même espace de lecture que Facundo peut être entendue comme un autre acte de campagne que la machine Sarmiento met en scène avec divers objectifs pragmatiques, anticipant dans son discours des questions fondamentales pour affirmer un certain ordre social : les relations entre la politique, la violence et la Justice ; les garanties constitutionnelles en des périodes troublées ; les lois de la guerre face à des ennemis non conventionnels ; les fragiles limites entre légalité y légitimité, dépendantes de la place de celui qui les dicte et de son pouvoir décisionnaire.

Sarmiento started writing El Chacho, último caudillo de la montonera de los llanos. Episodio de 1863 while living in the United States as a representative of the Argentine government, with the purpose of including it in the same volume than the 3rd edition of Facundo, which would appear in New York during the final period of his presidential campaign. In face of the extemporaneous character of this provocative and challenging text, one wonders what brought Sarmiento to publish, in 1868, the story of Vicente Peñaloza, a general in the national army murdered five years prior after being defeated, captured and unarmed, while the colonel Sarmiento – as he named himself repeatedly throughout the text- fought the montonera from the government of San Juan. The hypothesis that supports this work is that the publishing of El Chacho… in the same space as Facundo can be read as another campaign act that the Sarmiento machine produced with several pragmatic objectives, anticipating nodal questions in order to strengthen a certain social order: the relationship between politics, violence, and Justice; constitutional warranties in turbulent times; the laws of war when facing non-conventional enemies; the fragile limits between legality and legitimacy according to the place of enunciation and to the power of he who defines the character of events.