Lalengua y la sombra de lo sonoro: ¿Evidencia o negligencia?

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Obviamente, para quienes utilizamos lenguajes vocales en nuestras conversaciones, lalengua se inscribe en lo sonoro. Sin embargo, ¿no hay que prestar atención a la forma en que opera lalengua en los hablanteseres que, aunque no perciban las frecuencias acústicas de las lenguas vocales, se ven pulsionalmente empujados a hablar en lengua de señas? Reinventar el modo en que el psicoanálisis puede perdurar cuando el material del lenguaje ya no es vocal requiere que el analista se familiarice con el manejo de tales modalidades de lo dicho, para poder seguir al sujeto tal como suena en el decir. Los efectos estructurales de la división subjetiva, que revelan la marca significante, también se oyen en ese material lingüístico. Esto pone de relieve la operatividad de lalengua y sus briznas visuales, gestuales y táctiles, a menudo ignoradas. La clínica analítica también nos lleva a retomar ciertas observaciones de Lacan, que evocan con pertinencia dicho «discurso de signos visuales» (o «lenguaje de los dedos»). Teniendo en cuenta el alcance heurístico de estas diversas exploraciones y de otros trabajos analíticos, cuestionaremos ciertas negligencias que idealizan indebidamente lo sensorial sonoro en su aproximación a lalengua. Las repercusiones de tener esto en cuenta son considerables para los humanos «afligidos» por el lenguaje...