¿Qué familia hay para el niño desplazado?

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Cuando un niño es trasladado de una familia a otra, se desarrolla en él un sentimiento de deslealtad hacia los padres y, a su vez, el cuidador familiar desarrolla una fantasía de secuestro y los padres experimentan una sensación de intrusión. El resultado es un cúmulo de problemas que frustran la eficacia del sistema: agresividad por parte de los padres, hostilidad por parte del niño y sentimiento de culpa por parte del asistente familiar, etc. ¿Es este el destino del sistema de «acogida» y de la naturaleza de la familia? El autor trata de demostrar que, en realidad, son consecuencias negativas de las preconcepciones que tenemos sobre cómo deben ser la familia y los padres para el niño. También muestra que una evolución en nuestra concepción de la familia y, así, en nuestra concepción de la acogida, puede atenuar estos problemas en interés del niño.