La caída mortífera de una razón para vivir

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El 24 de marzo de 2015, el Airbus A320 de la compañía Germanwings se estrelló en los Alpes franceses. Nadie escapó de la tragedia. El análisis de las cajas negras del avión demostró que el copiloto del avión, Andreas Lubitz, planeó y perpetró el accidente. Aquejado de depresión, se suicidó al mando de lo que hasta entonces había sido su razón de vivir, llevándose consigo al personal de navegación y a los pasajeros del vuelo A320-211. Los motivos de este suicidio-homicidio en avión de pasajeros siguen sin estar claros. Analizando las motivaciones subjetivas que subyacen a este acto suicida y asesino, podemos caracterizar y precisar su lógica melancólica. El desencadenamiento de la pulsión de muerte, de la que Lubitz es objeto y que le impulsa a cometer el acto, se explica por la pérdida del ideal que había guiado constantemente su existencia. Lubitz es llevado a reproducir en lo real la caída del significante ideal en el que se apoyaba. Su caso arroja luz, a su manera, sobre la clínica de la sobreidentificación en la melancolía.