Preceptos viejos / modelos nuevos

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En todo discurso, la tarea fundamental del orador es adecuar el lenguaje al género, al tema y a la condición de los oyentes; en esto consiste el decoro, que no puede definirse fácilmente. El decoro debe buscarse en la interrelation entre las personas que hablan y las que escuchan: emisores y receptores. Este ensayo divide a los emisores y a los receptores en cinco clases, de acuerdo con su actitud ante el acto del habla: naturales, eruditos, eruditos a la violeta, pseudoeruditos y engreídos. Para que el emisor encuentre el decoro, ha de ver cuatro cosas: qué diga, en qué lugar, de qué modo, a qué receptor. Sólo los emisores engreídos logran cabalmente el decoro y nos enseñan a comunicarnos efectivamente.

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