El Coriolano de Shakespeare: tragedia del orgullo y del propio nombre

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Coriolano (1607) es una de las tragedias romanas de Shakespeare. El personaje central, Caius Marcius, es un general patricio, tiránico, insensible y despectivo. Las numerosas cicatrices inscritas en su cuerpo dan fe de las numerosas batallas libradas, en las que se ha mostrado particularmente valeroso. Orgulloso en extremo, con una alta estima de sí mismo, a Caius no se le quiere, hasta se le odia. Caius no se somete nunca, no renuncia, nunca enseña sus fallos, sus debilidades, aparece siempre igual a sí mismo, seguro de sí, intransigente, nunca en la dialéctica. Los Volscos – encabezados por Aufidius, enemigo de siempre de Caius – se acercan a Roma. Caius va a mostrarse heroico en la batalla, y saldrá de ella aún más engrandecido. Con la toma de la ciudadela de Corioli, se le apoda «Coriolano». Haremos aquí un repaso de la literatura que pondrá el énfasis en la figura bastante extra-ordinaria, fuera de lo común de Coriolano. Pondremos el foco en el orgullo de Coriolano, un orgullo sobredimensionado, un orgullo patológico que – trataremos de demostrarlo – desempeña un papel y una función esencial para su héroe. Veremos así qué lugar le fue otorgado en la psiquiatría clásica, luego, posteriormente en el psicoanálisis, a la cuestión del orgullo en patología mental. Y pondremos el énfasis también sobre otro punto, esencial, el de la importancia de la función del nombre propio en Coriolano. Herido en su orgullo en el momento en que Coriolano está expulsado por su gente, en efecto solo le queda su apellido, que lo mantiene y lo apoya permitiéndole que no se derrumbe. Así es como Shakespeare nos alecciona y nos incita a interrogarnos poniendo en perspectiva: orgullo, personalidad, y función del propio nombre.