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David Copello, « Cincuentenario del fallecimiento de Perón: una herencia trunca », HAL SHS (Sciences de l’Homme et de la Société), ID : 10670/1.f4b8eb...
La reelección de Perón a la presidencia en septiembre de 1973, con casi el 62% de los votos, había puesto fin a 18 años de proscripción electoral del peronismo y de exilio de su líder. Sus dos primeros mandatos, entre 1946 y 1955, habían estado marcados por una política voluntarista de industrialización del país y de redistribución de las riquezas. Apoyado en las clases populares, Perón había desplegado un abanico de medidas sociales con tonalidades corporativistas, en un marco autoritario aunque basado en el sufragio universal. Con ello, pretendía encarnar una tercera posición en el escenario internacional: "ni yanqui, ni marxista". Derrocado por un golpe militar en 1955, Perón toma el camino del exilio. Tras algunos años de errancia, se afinca en la España franquista, que le abre sus puertas: desde allí dictará, a distancia, la conducta de sus seguidores que permanecen en el país. Sindicalistas conservadores, grupos armados revolucionarios: los perfiles de quienes se reconocen en el líder son variados; sabrá apoyar a unos u otros (e inclusive a unos contra otros) según la coyuntura y sus intereses del momento. Finalmente, romperá con los sectores revolucionarios de la Juventud Peronista a mediados de 1974, una vez reelecto presidente.