Las dos «e mudas» del equívoco: Lo que da alas al «Il»

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2023

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Brigitte Lalvée, « Las dos «e mudas» del equívoco: Lo que da alas al «Il» », Essaim, ID : 10670/1.sz4hnz


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Lacan vuelve a su seminario La identificación y revisa su ternario psíquico, que se convierte en un ternario estrictamente materialista, el de los tres cuerpos: un cuerpo de lo simbólico que es lalengua, la «materia de la lengua»; un cuerpo de lo imaginario «distinto del significado»; un cuerpo de lo real «del que no sabemos cómo surge», pero ligado a la no relación sexual a la que está enlazado el hablanteser. De lo que había desarrollado quince años antes solo conservó el toro y el rasgo unario, tomado a la inversa. El «doble sentido» de la sílaba «con», que en francés combina el latín «cum» (= «con») y «cunnus», le permite pasar de una con-sistencia problemática, la de solo su nombre para mantener unidos los tres círculos de lo simbólico, lo imaginario y lo real, a una corpo-sistencia, que remite no solo al sexo femenino, sino a lo que falta a un dos del sexo, a un «con». Este es el equívoco, uno de tantos: la unidad material significante que mantiene unido este ternario, el «uno» en el que se suprimen el valor diferencial del significante, la unicidad del rasgo, su medida fálica. La unidad de medida que, no obstante, hace cadena entre los tres cuerpos. El equívoco hace del S2 el fondo del significante, el S2 como «doble sentido». Doble banda, contrabando del significante, valor de cambio anulado por el no-valor, metátesis o incluso metamorfismo del significante que vuelve obsoletas la metáfora y la metonimia, el equívoco produce una plétora de sentidos, es decir, mentiras. Hasta la holofrase generalizada, o la «tontería». Pero «hacerlo real» no es garantía de que «lo haga de hierro». Afortunadamente, su equívoco con el Unbewuste alemán y freudiano es solo aproximativo. La translengua no es completa. Da paso al agujero de lo «no-sabido», un-bewusst del no-saber, un saber «sin el hecho de saber». De lo contrario, el análisis podría convertirse en un «autismo de dos», una burbuja de inconsciente y consciente unificados y reversibles. El «él sabe» (el Otro) «que yo sé que él sabe» es falaz: condena al sujeto a la desposesión subjetiva o lo conduce hacia la telepatía, el ocultismo. El «redoblamiento del paréntesis», propuesto por Alain Didier-Weill, invitado a intervenir en el pase, permite «ir más allá del inconsciente», más allá de su «objetivación», hasta ese Real «que se sabe y quiere callar» y que podría, sin este redoblamiento, confundirse con un Saber absoluto alienante. Nos permite llegar hasta ese Real que es la boca sombría del inconsciente, atravesada por una enunciación posible. Si bien Lacan acogió favorablemente la contribución de Didier-Weill, también discrepó con él, en cuanto a la denominación de ese lugar del no-saber (Bozef), también en cuanto a una «comunión» del sujeto y el Otro. Pero su desacuerdo es también un desa-cuerpo: al menos así puede leerse la digresión sobre el rocío con la que introduce la intervención de Didier-Weill. Esta digresión podría llevarnos a la hematidrosis del ermitaño, exangüe por la abstinencia sexual, que añora las «manos enamoradas» del «desconocido», del poema de Apollinaire hacia el que ya apuntaba el «es el amor» del título. Si hay un «saber de lo real», y si este «está en el cuerpo», el poeta, la poesía, el psicoanalista si se «asemeja» a un «bastantepoeta», al analizante, pueden materializar algo de ello, de lo «inaudito» de un decir que se abre a lo real. El poeta y la poesía, sobre todo cuando, en la tradición poética francesa, se cuenta la e muda en el verso, e muda que también puede elidirse para dar alas al «Il».

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